La deuda pública es un tema que preocupa a gobiernos, mercados y ciudadanos por igual. Comprender cómo se origina, cuáles son sus consecuencias y qué estrategias existen para gestionarla resulta esencial para nuestra vida diaria y el futuro de las naciones.
Este artículo profundiza en la situación actual de España y México, analiza causas, efectos y desafíos, y ofrece reflexiones para promover soluciones equilibradas y sostenibles.
Definición y conceptos clave
La Obligaciones financieras contraídas por los gobiernos definen la deuda pública como el conjunto de empréstitos, bonos y otros instrumentos que los Estados emiten para financiar sus déficits y cubrir necesidades de gasto.
Entre los Porcentaje de deuda sobre el Producto Interno Bruto destacan otros indicadores importantes: deuda bruta versus neta, desglose entre deuda interna y externa, y plazos de vencimiento.
Situación actual y cifras clave
En el segundo trimestre de 2025, España registró una deuda pública equivalente al 103,4% de su PIB, con una tendencia decreciente frente al año anterior. En julio de 2025, se situó en el 102,3% del PIB, lo que representa 1,69 billones de euros, un 4% más interanual.
Por su parte, México alcanzó en junio de 2025 una deuda pública total de 17,796.6 mil millones de pesos, equivalente al 49,9% del PIB en el tercer trimestre, con una ligera reducción desde el 51,3% registrado a finales de 2024.
Causas del endeudamiento reciente
Varios factores han impulsado el ascenso de la deuda en ambos países, combinando elementos internos y externos.
- Déficit fiscal persistente y creciente presión presupuestaria tras años en los que los ingresos no cubrieron los gastos públicos.
- Financiamiento de programas sociales y proyectos de infraestructura de gran escala.
- Mejora de la recaudación tributaria en ambos países que resultó insuficiente para compensar el aumento del gasto.
- Respuesta a crisis globales como la pandemia de COVID-19 y sus efectos colaterales.
- Entorno de tipo de interés históricamente bajo que facilitó la colocación de nuevos bonos.
- Incremento del gasto en defensa y ayudas específicas durante períodos de tensión internacional.
Consecuencias y cómo nos afecta
El nivel de deuda pública influye directamente en la capacidad de los estados para atender las necesidades de sus ciudadanos.
- Reducción de recursos disponibles para políticas sociales como salud, educación e infraestructuras.
- Riesgo de sostenibilidad financiera a largo plazo si la deuda crece más rápido que la economía.
- Aumento de la carga de pago de intereses y amortizaciones.
- Elevación de las tasas de interés globales, encareciendo toda financiación.
- Impacto en la calificación de riesgo soberano.
- Pérdida de confianza de mercados internacionales y posibles ajustes crediticios.
Proyecciones y retos futuros
Para España se proyecta un descenso gradual de la ratio deuda/PIB, ubicándose en el 98,4% en 2027 y en el 76,8% hacia 2041, siempre que se mantenga la recuperación económica y la disciplina fiscal.
En México, el objetivo del gobierno es sostener la deuda alrededor del 50% del PIB, apoyándose en una recaudación sólida y la contención del gasto. El principal desafío será afrontar posibles subidas de los tipos de interés o una desaceleración de los ingresos públicos.
Temas de debate y políticas
El debate gira en torno a los límites “prudentes” de endeudamiento. La Unión Europea recomienda un ratio máximo del 60% del PIB, cifra muy distante de la realidad actual en ambos países.
La distinción entre deuda productiva e improductiva resulta esencial para evaluar si el endeudamiento genera valor económico y social o meras obligaciones corrientes.
Argumentos a favor y en contra de la deuda pública
Existen visiones contrapuestas sobre la conveniencia de mantener niveles elevados de endeudamiento.
- Permite financiar necesidades urgentes sin recortes drásticos.
- Impulsa inversiones en proyectos de alto impacto social.
- Facilita la estabilización ante crisis económicas.
- Puede reducir la capacidad de gasto futuro en servicios esenciales.
- Eleva la carga de pago de intereses a largo plazo.
- Genera presiones fiscales adicionales sobre generaciones futuras.
Para avanzar, es imprescindible promover la Transparencia y rendición de cuentas ciudadanas e institucionales que garantice el uso eficiente de cada euro emitido.
La Gestión fiscal prudente junto a reformas estructurales en pensiones y tributos será el pilar que sustente la confianza de inversores, ciudadanos y organismos multilaterales.
Solo con un enfoque equilibrado y un compromiso real de todos los actores podremos construir un camino sostenible y justo para las futuras generaciones.